Sunday, November 06, 2005

Día a traves del día

Caminar de mañana en la propia casa , el propio mundo, es algo extarordinario, sentir las baldosas frías en los pies, llegar hasta la cocina y preparar dos pocillos de café para tratar de curar la noche que larga ha sido, con voces y alguna lágrima, todo lo que se puede hablar , se habló.
Ahora ya pasada la noche y bien entrado el día, después de hacer el amor con lentitud oriental, escribo.
Digo que el hombre y la mujer no son la misma especie, no ,el hombre es un animal que no pude ver en más que tres dimensiones, es él y su cuerpo, y su necesidad de comida o abrigo, en cambio la mujer mira como en un prisma, ve acá y más allá ,y cerca y lejos y ve lo que no se ve y mira a traves de miles de velos o presiente que es lo que vale la pena ser mirado.
Y eso produce la diferencia. La mujer ve la ruta, ve el camino, ve el lugar de la partida, ve el auto, sus ruedas, su motor, su asiento delantero vacío , ve el equipaje en el baúl, ve de donde sale y adonde llega, mira con un ojo el mapa imperceptible que marca una arruga en la frente, se arregla el pelo, maneja y prende un cigarrillo, un minuto después recorre su cuerpo la sensación de la última caricia recibida.
El hombre sube al auto, pasa por la estación de servicio, pasa el cruce de la ruta tres y la 251, allí acelera y mira el tablero , el reloj y piensa seis horas estoy en Trelew, el hombre maneja y no mira, a veces algo ve, por el espejo retrovisor.
En este día seré la de la casa, no emprenderé viaje, jugaré a cocinar y servir esa comida en los platos más lindos, copas altas en la mesa, unas violetas de mi jardín, y el hombre pensará que todo marcha bien, y que el camino esta despejado y que llegará a mi cama, sin problemas, manejando.
Yo cruzaré el día , guardaré silencio , diré con voz suave ¿te sirvo más? y miraré la sábana, la almohada, el techo , la línea de su espalda, cubriré de besos suaves los ojos que no saben y ahorraré kilometros mirándolo dormir

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